domingo, 7 de agosto de 2016

Celebremos Nuestros Logros



Celebremos las pequeñas victorias

 

celebrar la vida 


Nos han enseñado, de forma muy incongruente, a ser humildes de la peor forma. Nos han inculcado que celebrar, aplaudir y reconocer los triunfos, los pequeños pasos que nos van haciendo mejorar día a día, es comportarse de forma altanera y arrogante.

NADA MÁS LEJOS DE LA REALIDAD

Su equivalente en desatino es esperar a ser feliz en un momento cumbre y dejar pasar las pequeñas felicidades diarias que, sumadas y combinadas, construyen el mosaico de nuestra vida, la fuente de bienestar más disponible, la capacidad de agradecer cada suceso amable y cotidiano que nos regala la Vida.

Cada vez que somos capaces de superar un aprendizaje, de vencer un obstáculo, de trepar un impedimento, nos hacemos más fuertes, más sabios, más personas. Porque aprendemos a perseverar en el esfuerzo, a relativizar los problemas ya que tenemos experiencia de que los podemos afrontar, tenemos constancia de que somos competentes y por tanto, sabemos que tenemos  capacidades, descubrimos nuevas fuerzas y aumentamos nuestra autoestima. Aprendemos a confiar en nosotros mismos y en nuestro desarrollo personal.

La mala humildad nos hace tratar de disminuir nuestros logros, minusvalorar nuestros actos efectivos, despreciar o dejar de ver nuestros avances y nos hace dependientes de la alabanza y la adulación ajena. Es un veneno que nos desintegra internamente.

El Buen Trato Hacia los Niños

El Buen Trato en las relaciones de cuidado con niños y niñas.

 


El Buen Trato en las relaciones de cuidado con niños y niñas. 

Karina Reyes Araos
Psicóloga, Unidad de Protección y Buen Trato
Junta Nacional de Jardines Infantiles


El Buen Trato en las relaciones, y particularmente con niños y niñas pequeños (as), no es sólo la ausencia de situaciones de maltrato. Es una buena señal que estos hechos no ocurran, sin embargo, hablar de Buen Trato, invita a una reflexión mucho más profunda respecto a cómo los adultos nos relacionamos con ellos/as cotidianamente en nuestras familias, y fuera de ellas, en nuestras comunidades, e inclusive en espacios públicos.

El Buen Trato, antes que todo, es una forma particular de relación entre las personas, que se basa en un profundo sentimiento de respeto y valoración hacia la dignidad del otro (a). El Buen Trato se caracteriza por el uso de la empatía para entender y dar sentido a las necesidades de los demás, la comunicación efectiva entre las personas a fin de compartir genuinamente las necesidades, la resolución no violenta de conflictos, y un adecuado ejercicio de la jerarquía y del poder en las relaciones.
Si pensamos en el cuidado infantil, el Buen Trato da cuenta de un modo distinto de relación entre los adultos, niños y niñas, donde se pone al centro la satisfacción de sus necesidades de cuidado y bienestar, de modo de asegurar el desarrollo de sus máximas potencialidades en ambientes cariñosos, respetuosos y seguros afectivamente.

El Buen Trato se desarrolla, se aprende y es un proceso que debe iniciarse en la primera infancia. Y uno de los caminos claves para que los adultos cuidadores puedan desarrollar comportamientos de buen trato es el adecuado ejercicio de la autoridad en la crianza de niños y niñas.

Es importante saber que es posible ejercer un estilo de disciplina basado en el uso de normas y límites que ayude a niños y niñas a vivir en sociedad y, al mismo tiempo, respete su integridad psicológica y emocional. Es necesario comprender por fin, que para educar no se requiere un uso desmedido de la autoridad, sino un adecuado equilibrio entre la firmeza para poder normar, y sobre todo el cariño de los padres, madres y/o adultos para educar y criar desde el amor y el respeto.


La Primera la Infancia



                                                                                                                              © UNICEF/HQ93-1359/LeMoyne 


Lo que ocurre con los niños y niñas en los primeros años de vida tiene una importancia fundamental tanto para su bienestar inmediato como para su futuro. Si en los primeros años de vida un niño recibe el mejor comienzo, probablemente crecerá sano, desarrollará capacidades verbales y de aprendizaje, asistirá a la escuela y llevará una vida productiva y gratificante. Sin embargo, a millones de niños y niñas alrededor del mundo se les niega el derecho a alcanzar todas sus posibilidades.

Es necesario que cada niño y niña reciba el mejor comienzo en la vida –su futuro y, en realidad, el futuro de sus comunidades, de las naciones y del mundo entero, dependen de ello.

Todos los años, decenas de millones de lactantes alrededor del mundo comienzan una extraordinaria carrera: de indefensos recién nacidos se transformarán en niños activos de corta edad, preparados para ir a la escuela. Y cada año, muchos carecen del amor, de la atención, de la crianza, la salud y la protección que necesitan para sobrevivir, crecer y desarrollarse. Cada año mueren cerca de 10 millones de menores de cinco años de edad y más de 200 millones no desarrollan todo su potencial,  simplemente porque ellos o sus cuidadores carecen de las condiciones básicas necesarias para sobrevivir y prosperar.